Muchas de las personas que comienzan en el mundo de la agricultura, empiezan con plantones porque estos son mucho más fáciles de cultivar y más cómodos. Sin embargo, sembrar semillas tiene muchas ventajas, y más allá de recordarte que debes seguir al pie de la letra las instrucciones del paquete, también es importante que sigas estos consejos para hacer un semillero de tomates.
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Solanum lycopersicum, también conocida como tomatera, es una planta perteneciente a la familia de las solanáceas de origen americano, que se cultiva en todo el mundo porque su fruto, el tomate, es comestible. Las semillas deben plantarse en un semillero de tomates a mediados de febrero, y luego de dos meses a la maceta. Esta planta se puede cultivar en primavera o verano.
El semillero de tomates puede ser de papel, de plástico, de turba prensada, de turba, etcétera. Cada uno de ellos cuenta con pros y compras.
- Semillero de papel: es barato, biodegradable y puede trasplantarse junto con el plantón.
- Semillero de plástico: ayuda a mantener la humedad, pero su drenaje no es bueno. Es reutilizable y no puede trasplantarse junto al plantón.
- Semillero de turba prensada: ocupa poco espacio, tiene un buen drenaje, se trasplanta junto con el plantón, es biodegradable y no precisa de un sustrato.
- Semillero de turba: es biodegradable, permite el trasplante junto con el plantón y es menos económico que los semilleros de papel.
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Cómo hacer un semillero de tomates
Aunque las semillas del tomate contienen los nutrientes necesarios para que germinen, un buen compost le vendría de maravilla. Ama los suelos ricos, bien drenados y aireados, para así evitar la aparición de causas parasitarias. La mezcla ideal sería compost y sustrato vegetal, la fibra de coco y la perlita
Humedece el sustrato antes de proceder a rellenar los semilleros para que no quede ninguna zona seca que pueda impedir la germinación. Rellena los semilleros con ese sustrato, dejando aproximadamente uno o dos centímetros libres hasta el borde. Presiona muy bien con la yema de tus dedos y coloca de una a tres semillas sobre el sustrato.
Pon una capa fina de sustrato humedecido por encima cubriendo las semillas y riega. Usa, de ser posible, un pulverizador. La clave para una adecuada germinación es mantener el sustrato húmedo. Para ello, tendrás que usar la tapa del invernadero y regar frecuentemente con spray.
Las semillas del tomate no precisan luz para germinar. No obstante, cuando aparezcan las primeras hojas, necesitarán aproximadamente 12 horas de luz diarias. Si fuera preciso complementa con luz artificial.
Una vez que las semillas hayan germinado, una buena ventilación será más importante que un ambiente húmedo. En caso de que la tapa del invernadero no tenga ventanas de ventilación, tendrás que quitarla cuando hayan germinado las semillas de tomate. Cuando surjan las primeras hojas, añade una pequeña dosis de fertilizante líquido al agua de riego.
¿Cómo trasplantar y cuándo cosechar?
Llena la maceta definitiva con una mezcla de fibra de coco y humus de lombriz en una proporción de 60-40 por ciento y humedece con agua. Realiza un agujero con tus dedos o con ayuda de un lápiz del tamaño del semillero y coloca el plantón. Recuerda hacer uso de un cuchillo para separar el plantón del resto del sustrato y evita perjudicar las raíces.
Coge el plantón de las hojas, nunca del tallo porque este puede dañarse fácilmente. La cosecha del tomate comenzará luego de dos a tres meses después del trasplante según la variedad.
Causas parasitarias
- Trips
- Orugas
- Araña roja
- Mosca blanca
- Pulgón
- Minadores de hoja
- Gusanos
- Escarabajo de la patata
- Nemátodos
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